Es el rostro siempre añorado, el de otro tiempo, con el que aprendi a sentir que era Madre y Consuelo. El rostro sin restaurar, el de mujer mayor. ¿O eran lo ojos que la miraban jóvenes y ahora ya no lo son ? Y el corazón, ¿envejecerá también?.
Hace mas daño la distancia que el tiempo. Aunque en realidad, también es distancia. Nos aleja de lo que fuimos y solo el recuerdo hace las veces de fotografia que asombra retazos de aquello que ya no somos.
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