sábado, 29 de noviembre de 2014

¿Cuando dejaron las mujeres de estar a Tu lado?

¿Cuando dejaron las mujeres de acompañar Tu cuerpo muerto para que sea noticia que lo hagan? ¿Cuando dejaron de ser las que compartieran Tu desdicha con anhelo y piedad? No Te negaron. No desampararon Tu Muerte, no sufriste su abandono; ¿Cuándo dejaron sus lágrimas de ungir Tu dolor?

¿Es que acaso, cuando nos miras Padre, con nuestros rostros ocultos por miedos y vergüenzas de ruan o terciopelo; con nuestras manos llenas de esperanzas y pecados a partes iguales, alumbrando la oscuridad de sentirnos solos con la llama de un cirio de amor cobarde , consumidos en la necesidad que nos empuja a seguirte, necesitas que un arzobispo haya dictado un "decretazo" para considerarnos iguales?






Yo quiero pensar que no, que sólo distingues entre buenos y equivocados y que también a estos últimos nos tiendes los brazos despojados de cruz y ardientes de nuestra fe. En esa seguridad, cuento dias en la espera de esconderme de los demás tras el antifaz que me deja a solas contigo, de agarrarme a la cruz de cera y fuego que ilumina el camino a otros, y de descansar buscando calma para esta sed de Dios que Tu presencia me provoca.



No soy capaz de ampararme en tradiciones que no siento mias. Ya no. Mia es mi madre y mia es la alegria de haber aprendido Tus palabras oyendo las suyas. Mia es mi esposa y mia la alegria de compartir el camino hacia Ti con ella. Mias son mis hijas y mia es la alegria de que sepan de Ti y que ya empiecen curiosas a buscarte. Yo no asumo tradiciones que las aparten de algún modo del Dios bueno y generoso que les quiero mostrar. ¿Hago mal, Señor?¿ Están las supuestas “sacrosantas” normas de algunos por encima de lo que Tus palabras y Tus hechos enseñan?¿ Nos pueden impedir que Te busquemos por este camino de cera y esparto si de eso sentimos necesidad?



¿Mujeres nazarenas? Nazarenas de luz son, no de tinieblas No asumo comportamientos indignos en ellas. Vestido de nazareno, volvi el rostro por contemplar a tu Madre, hable para tranquilizar a la mia, rocé imperceptible la mano de la mujer amada. Me rebose en amor, sentimiento al verte, que no fui capaz de ocultar. Mas no creo que por ello te ofendiera, ni a las telas que me ocultan tampoco. A mi Hermandad ofrecí intención de dignidad y respeto con mi comportamiento cuando vestí su habito, Si en algo he podido deshonrarme, no fue en la forma de vestir la túnica, sino por la oscuridad del sentimiento con que a veces lo llegué a hacer. Oscuridad que nubla a hombres y mujeres. ¿Por igual? Nada encontré que me mostrara lo contrario.



No asumo la pretendida superioridad ni el pretendido derecho a acompañarte por mi suerte de varón. No asumo tampoco que aún se promulgue como noticia que a tu Cuerpo muerto de madera lo acompañen mujeres con cirio, gracias a una supuesta decisión arbitraria que doblega voluntades. No asumo las luchas mediocres de mediocres que se sienten amenazados en no se qué parcelas empobrecidas de idiosincrasias donde sentirse preeminentes.

No asumo, Padre, que Tu cuerpo muerto no pueda ser alumbrado por mujeres ¿Cuándo dejaron las mujeres de hacerlo si nunca Tu Muerte se vio desamparada de la luz de su amor?



No hay comentarios:

Publicar un comentario